martes, 13 de mayo de 2014

Los que venimos a amar

En la vida pareciera que todos venimos a amar y ser amados, a dar y recibir, a ser correspondidos en algún momento, pero no todos tiene esa suerte, hay quienes venimos a un propósito más grande, mas doloroso y al mismo tiempo más satisfactorio, venimos a amar pero no a ser amados.

Es sencillo saber de donde viene el dolor, viene de no estar verdaderamente conformes con nuestra manera de vivir, siempre esperando, siempre queriendo, siempre siendo dejados atrás, a veces olvidados, y nosotros siempre recordando, por que no olvidamos, nuestros corazones son grandes como condominios y nunca hachamos a nadie y cuando ellos se van dejan los cuartos llenos de buenos recuerdo y un sentimiento de soledad muy poderoso.

Se van sin voltear atrás y cuando sus vidas nos dejan dan un giro, encuentran al primer amor verdadero, con el que tienen la relación más larga de su existencia, mientras que a ti no te dejan avanzar hacia sus corazones, luchas y luchas y cuando estas a punto de llegar, te cierran la puerta en la mano, pero alcanzas a abrirla un poco, para que la siguiente persona que llegue pace, sea feliz y reciba todo el amor al que no tuviste acceso.

Otras veces amas y sabes que te aman, pero cuando te ven solo hay lagrimas, por que llegaste en el momento erróneo, bueno, el correcto para quien solo ama y no es amado, curas las heridas, llenas su corazón de felicidad, le regalas confianza y al final sale al mundo, dejándote y lista para rehacer su vida, 6 meses después no te asombra recibir una invitación de boda, lo lograste, la ayudaste, reparaste su corazón y encontró el amor, como siempre, no en ti.

A veces nuestro trabajo es más fugas, unas noches o unos días, pero siempre es lo mismo, llegas, reparas lo roto y te vas, como pequeños fontaneros, dejamos el amor fluyendo, lamentablemente no hacia nuestra dirección, no para que se desborde sobre nosotros.

Es una misión ingrata, pero como amas, una sonrisa, esas imágenes donde la persona a la que amas es verdaderamente feliz, aunque sea en los brazos de otro, es suficiente paga, por que amas, por eso es suficiente y así es cada vez.

Es nuestra misión, es nuestro deber y es parte de amar con pasión.

Duele, pero la recompensa es un mundo más feliz, con más amor, y no solo el nuestro, si no el que enseñamos como dar a los demás.

Nosotros venimos a amar, y solo a amar.

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